En un sector tan grande y diverso como el del vino, puede resultar complicado distinguir un vino de calidad de uno corriente, sobre todo si no se está familiarizado. Más allá de gustos y preferencias personales, existen unos estándares comunes de calidad.

En Maius Viticultors te revelamos los aspectos más importantes que debes tener en cuenta para evaluar la calidad de un vino.

Consideraciones previas

Origen: Conocer la procedencia del vino es uno de los principales factores a tener en cuenta a la hora de hacer una buena elección. Las denominaciones de origen son un indicador de la calidad y la reputación de los vinos que se elaboran en la zona, a menudo siguiendo métodos tradicionales que garantizan la calidad y autenticidad del producto. La Denominación de Origen Calificada Priorat (DOQ Priorat) es una de las denominaciones de origen más distinguidas en España, junto con la DOQ Rioja.

Variedad de uva: Existen infinidad de variedades de uva con características distintas que proporcionan sabores y texturas distintas a cada vino. Asimismo, las variedades a menudo van acompañadas de la denominación de origen, puesto que cada DO tiene un número de variedades de uva autorizadas. En la DOQ Priorat, por ejemplo, las variedades más cultivadas son la garnacha y la cariñena, ambas presentes en nuestros vinos Maius Barranc de la Bruixa y Maius Assemblatge. En el caso de la uva blanca, destacan la garnacha blanca y el macabeo, variedades de nuestro vino Maius blanco.

Sentidos

Una forma sencilla y práctica de evaluar la calidad de un vino es prestar atención a los diferentes factores asociados a los sentidos.

Vista: A través de la vista podemos observar el color del vino, la intensidad y la claridad. El color nos ayuda a identificar la edad y el tipo de vino, es decir, si estamos ante un vino joven, un vino envejecido, etc. Un vino brillante y transparente a menudo indica sabores concentrados y una cuidadosa elaboración.

Olfato: El aroma del vino nos proporciona mucha información de valor respecto al vino que tenemos enfrente. Un buen vino ofrece una paleta de aromas complejos y sutiles matices que expresan su personalidad distintiva. Las notas florales, cítricas, tropicales y de fruta blanca o negra suelen ser los olores más fácilmente identificables.

Gusto: El sabor y la textura en boca nos indican el carácter del vino y nos permiten hacernos una idea global de su calidad. Un buen vino debe ser equilibrado en cuanto a acidez, dulzura, alcohol y taninos (en los vinos tintos). Además, debe ser persistente en boca, de modo que el sabor del vino se mantenga una vez tragado.